El cáncer de vejiga, a veces también denominado, “verrugas” o “neoformaciones vesicales”, es uno de los cinco cánceres más frecuentes en España. Normalmente suele revelarse por la presencia de sangre en la orina (hematuria) o molestias al orinar, con lo que con frecuencia se diagnostica en un estadio temprano, aunque también puede permanecer silente hasta que no alcanza estadios más avanzados.

Existen diferentes tipos de cáncer de vejiga aunque el más frecuente es el llamado de células transicionales o carcinoma urotelial, que se origina en las células que revisten el sistema urinario.
Existe una clara asociación entre el tabaco y el origen y recurrencia de estos tumores. Este antecedente junto con la presencia de sangre en la orina, debe ponernos en alerta y debe hacernos sospechar inmediatamente de la presencia de esta patología.
Una vez confirmada la presencia de estas lesiones de aspecto “verrucoso” en la vejiga, mediante diferentes técnicas diagnósticas, el tratamiento ineludible debe ser quirúrgico. Si el tumor se encuentra en fases iniciales, bastará con resecar el tumor de manera superficial. Es esta una intervención en la que no se realizan incisiones, con una duración aproximada de menos de una hora, necesitando un postoperatorio de 2 o 3 días ingresado en la clínica. Si el tumor se encuentra en fase avanzada y ha atravesado la pared de la vejiga, será preciso cirugías más complejas, con ingresos más prolongados. Es por ello, la conveniencia de un diagnóstico precoz y consultar cuanto antes con su especialista ante la mínima sospecha.
Es este un tumor que se caracteriza por tender a reaparecer con el tiempo, es por ello de vital importancia implementar un buen programa de controles periódicos con su especialista para diagnosticar posibles recidivas.
